Por
el
15 enero, 2019
Breve reseña de la trayectoria de Javier Unsihuay Bello, narrada por él mismo:Tú vas a ser gran músico. Yo te voy a apoyar. Estudia, hijo. Esas palabras recuerdo mucho de mi tÃo Jacinto Unsihuay, quien me inculcó para encaminarme por la senda de la música. Yo nacà un 18 de julio de 1949. La mayor parte de mi vida la he dedicado a mi orquesta tÃpica Los Ases de Huayucachi.
Yo llevo la música en la sangre. Empecé a ejecutar mi primer instrumento
a los 12 años, en el colegio Santa Isabel. Allà tuve un gran maestro: el cholo
Hermoza. Terminé mis estudios en el colegio Warivilca de Huayucachi, donde tuve
como maestro a Teófilo Oseda, un licenciado del cuartel.
He crecido rodeado de nuestras costumbres. Mi padre, Máximo Unsihuay
Carhuallanqui, fue uno de los fundadores de las instituciones San
Cristóbal de Huayucachi y Atlético Libertad. Ahà cultivaba su huaylarsh.
Huayucachi es capital del huaylarsh. Aquà nacen grandes instituciones. Y
también nace la primera orquesta de mis tÃos Jacinto y Teófilo Unsihuay:
Juventud Huayucachina.
Yo salgo a la palestra el 63, con mi primera orquesta: Los Solteritos de
Huayucachi. Recuerdo que en los clarinetes tenÃamos a Juan Vilca, a mi hermano
Santos Unsihuay y a mi primo Jesús Sedano Bello. En el arpa, a Teodoro Chávez.
En los saxos estábamos Armando Campos, mi primo AgustÃn Gaspar y yo. En los
tenores, VÃctor Remigio Poma, Raúl Morales y mi primo Mario Unsihuay. Esa era
la orquesta.
Con ellos grabamos los huainos Un beso y una flor, el Amor de comadre,
Esas tus pestañas. Fueron dos LP con el sello Virrey. Era muy emocionante
grabar un disco de carbón. Era una ilusión muy grande. Sinceramente, era para
llorar.
«Formamos Los Ases de Huayucachi. Fue en 1965.
Durante más de 45 años hemos recorrido el paÃs y varias ciudades del mundo»
Pasaron los años y como los integrantes ya tenÃan familia, ya no
podÃamos llamarnos Los Solteritos. Entonces formamos Los Ases de Huayucachi.
Fue en 1965. Durante más de 45 años hemos recorrido el paÃs y varias ciudades
del mundo. Llegamos a Estados Unidos en 1995, gracias al Club Huancayo de
Miami. Tocamos en la plaza Perú. La colonia peruana, cuando escuchaba a nuestra
orquesta, lloraba.
En estos 45 años, han tocado conmigo grandes músicos como Panchito
Leight Navarro y otros violinistas como Isaac Payano, Alejandro Orellana,
Tiburcio Mallaupoma y Zenobio Dagha. Todos ellos son los que han dejado la
introducción en violÃn que hasta hoy hacen las orquestas.
En arpa, he tocado con maestros como Esteban Yupanqui, Emilio Zúñiga,
Juan Acuña, Alejandro Baldeón y Gurmencio Cerrón, quien tiene 67 años y sigue
tocando con nosotros.
En saxos altos he tocado con mi tÃo don Jacinto Unsihuay, con AgustÃn
Unsihuay Tovar, Andrés Córdova, Teodoro Blancas, Juan López, Felipe Anglas,
Alfredo Blancas y Julio Rosales Huatuco, quien participó en mi orquesta 21
años. En tenores, trabajé con Mario Blancas, Alberto Torres, Teófilo Unsihuay,
Felimón Gaspar, y Aurelio «el huaccha» Alanya que tocaba su tenor muy lindo.
Grandes maestros todos.
Mi primera composición fue el Huaylarsh macho que lo grabamos con Los
Solteritos y lo volvimos a grabar con Los Ases de Huayucachi. ¿Cómo es el
proceso de creación de un huaylarsh? Bueno, es una inspiración que te sale del
corazón. Cuando veo un paisaje, un animalito o cuando veo a la gente
zapateando. En 45 años, he compuesto más de seiscientos temas. La creación también
puede ser en forma colectiva: alguien trae una idea y todos aportamos.
Para mÃ, el huaylarsh es una danza agrÃcola y de jolgorio. Representa el
cultivo, la cosecha. Antes se hacÃa el cultivo y recultivo de la papa con
orquesta, calachaqui, con pantalón y camisa de bayeta. A eso se llamaba
el acshu
tatay. Y don Zenobio Dagha hacÃa el huaylarsh con takanakuy sangriento.
Bonito era.
El huaylarsh debe ser declarado patrimonio cultural de la humanidad.
Nosotros cuando viajamos a Francia, España, Italia, tocamos y la gente zapatea
hasta mejor que nosotros. En el huaylarsh las nuevas generaciones deben cuidar
la autenticidad, la cadencia, el ritmo. Yo cuido mucho eso, siguiendo siempre
el legado de mi tÃo Jacinto Unsihuay.
(Texto
original publicado en la edición número 3 de la revista impresa Crónika de
Huancayo – Perú).
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